Trabajo con un enfoque humanista integrativo que permite aplicar, por ejemplo, técnicas de la terapia Gestalt para explorar y procesar emociones en el presente, enfoques psicodinámicos para abordar conflictos inconscientes, y herramientas cognitivas para identificar y modificar patrones de pensamiento negativos.
El enfoque humanista integrativo se centra en comprender y acompañar al ser humano de forma integral, reconociendo su capacidad inherente de crecimiento y autorrealización. Parte de la premisa optimista de que cada persona posee un potencial innato para desarrollarse y encontrar sus propios caminos hacia el bienestar, confiando en su capacidad para tomar decisiones constructivas y vivir de manera plena.
Afortunadamente, el cuidado de nuestro bienestar mental y emocional es cada vez menos tabú en nuestra sociedad. Los motivos para iniciar un proceso terapéutico son diversos y personales. A continuación, se presentan algunos de los temas más comunes abordados en consulta:
Muchas personas experimentan síntomas que, aunque claramente reconocibles, no logran comprender del todo en cuanto a sus causas o detonantes. Algunos de estos síntomas incluyen: ansiedad o estrés ("nervios"), depresión, insomnio, dificultad para sobrellevar actividades diarias, descensos repentinos de autoestima en situaciones específicas, trastornos de la alimentación, fobias, inseguridades, entre otros.
Enfrentar cambios significativos puede resultar abrumador y despertar emociones difíciles de procesar y reconocer. Estos pueden ser: rupturas, la pérdida de un ser querido, transiciones laborales, cambios de etapa como por ejemplo: el paso de la universidad a la vida adulta, o el acompañamiento de familiares con enfermedades, entre otros.
A veces, los problemas no encajan en una categoría específica, pero afectan el bienestar general. Esto puede incluir dificultad para terminar proyectos, problemas para alcanzar metas realistas, una sensación persistente de que algo no está bien, vacío emocional, dificultades para expresarse libremente, o patrones conflictivos en áreas específicas como relaciones de pareja, finanzas, relaciones laborales, amistades, vida sexual, o vida familiar.